Cada experiencia, ya sea positiva o negativa, se interpreta como una lección o una oportunidad de vida.En África existe una alta incidencia de enfermedades neurológicas, sobre todo entre los menores. La falta de atención médica durante el embarazo y el parto, así como de seguimiento médico especializado adecuado durante los primeros años de desarrollo, es un factor desencadenante.
El impacto que tiene todo esto es considerable: los años vividos con discapacidad es un indicador que ha aumentado en menores de entre 5 y 14 años en los países africanos subsaharianos durante el último cuarto de siglo.
Esta problemática se ve agravada por grandes desigualdades sociales, especialmente en regiones con recursos limitados. Por ejemplo, en Senegal los menores con diversidad funcional y sus familias se enfrentan a una compleja red de dificultades que limita su acceso a una atención sanitaria y social adecuada.Invertir en recursos y formación sanitaria es esencial para abordar este desafío y mejorar el desarrollo infantil y la calidad de vida en la región. En este contexto, la formación de profesionales especializados en rehabilitación pediátrica puede jugar un papel fundamental.
Faltan recursos especializados
La parálisis cerebral y otros trastornos neurológicos pediátricos derivan de condiciones que se originan entre los últimos días de la gestación y los primeros años de vida.
Estas afecciones requieren intervenciones altamente especializadas. Sin embargo, en regiones con recursos limitados, suelen abordarse de manera inespecífica, lo que afecta no solo el desarrollo físico de los menores, sino también su calidad de vida.Según datos recientes, Senegal está tomando medidas para fomentar el acceso a los recursos educativos. A pesar de los avances, las poblaciones vulnerables aún tienen dificultades para acceder a servicios y derechos básicos.
Los menores con diversidad funcional tienen mayores obstáculos para asistir a la escuela, lo que reduce sus oportunidades futuras y refuerza su exclusión social. Además, los estigmas y las barreras culturales dificultan la aceptación y comprensión de la discapacidad.
La intervención y la formación son fundamentales
La rehabilitación en un entorno educativo no solo mejora las capacidades funcionales de los menores, sino que también fomenta su inclusión en la sociedad. Intervenciones tempranas en las escuelas, combinadas con programas de fisioterapia, han demostrado ser efectivas para mejorar habilidades motoras, sociales y cognitivas. Otro aspecto importante es la formación de los profesionales de la educación y de la salud, figuras esenciales para implementar programas efectivos. En Senegal, iniciativas de cooperación internacional como A Contracorrent Cooperació Internacional y GUP están comenzando a abordar esta necesidad.
Para ello están creando espacios y capacitando a profesionales en el manejo y las necesidades de niños con diversidad funcional.
La rehabilitación y la educación tienen el poder de transformar las vidas no solo de los menores con problemas neurológicos, sino también de sus familias y comunidades.